El Ministerio Público Fiscal pidió que la pareja del fallecido Eduardo Nicosia, Silvia Cristina Capossiello, recibiera 40 años de pena. Mientras que Sinecio de Jesús Coronado Acurero 27 años y Luis Antonio Fanesi 17 años. Los montos son históricos para un caso de trata de personas, explotación sexual y laboral.
Los representantes del Ministerio Público Fiscal finalizaron el alegato en torno a la causa de la secta yogui que funcionó en el Hotel City y solicitaron penas históricas: 40 años para quien era la esposa del fallecido Eduardo Nicosia, Silvia Capossiello, 27 años para Sinecio de Jesús Coronado Acurero y 17 años para Luis Antonio Fanesi, por haber tenido diferentes grados de participación en delitos que van desde la trata de persona al abuso sexual.
Con la presencia del fiscal federal Fabián Celiz, al cierre del alegato el auxiliar fiscal Carlos Fioriti solicitó al Tribunal Federal en lo Criminal N° 1 de Mar del Plata que junto a las condenas se ordene la reparación económica por el daño moral sufrido de las diez víctimas trata de personas, en la suma de 6.600.000 pesos para cada una.
En una audiencia de más de dos horas, la fiscalía finalizó sus alegatos en dos etapas: primero se narraron los hechos que faltaban, vinculados a la adulteración de identidad de menores de 10 años, resistencia a la autoridad, acopio de armas de fuego y abuso sexual y finalmente, tras un cuarto intermedio, los pedidos de pena.
La audiencia fue seguida de manera presencial por el juez Roberto Falcone, mientras que los magistrados Fernando Machado Pelloni y Nicolás Toselli lo hicieron de manera remota, al igual que los integrantes de la defensa de los imputados y los representantes de la querella.
Cambio de identidad a los hijos de Nicosia
Según pudo demostrar la fiscalía, en base de análisis de ADN, el líder de la secta -y fallecido mientras se encontraba detenido en el Penal de Ezeiza- Eduardo Nicosia tuvo 14 hijos, 12 con 6 mujeres diferentes y 2 con sus hijas. Siete de estos hijos tuvieron la identidad adulterado, fueron anotados en el Registro Civil como si sus padres fueran otras personas, pertenencias al culto liderado por Nicosia.
Según explicó el auxiliar fiscal Fioriti, este delito tipificado como adulteración de identidad de menores de 10 años tenía como objetivo que la organización criminal, y lo que allí sucedía, pasara desapercibida, por más que puertas para dentro en la secta se cometían “de los delitos más aberrantes”.
El fiscal, en base a los testimonios ventilados en el juicio, aseguró que los niños siempre supieron que Nicosia era su padre, a quien le decían papá, pero no entendían por qué tenían diferentes apellidos.
De esta manera, Nicosia, con la ayuda fundamental de su esposa y también líder de la organización, la imputada Capossiello, falsearon las actas de nacimiento de siete niños y luego sus documentos de identidad.
“Existía una versión al público y otra puertas adentro”, explicó una de las víctimas durante el juicio y agregó: “Nos hacían ver prolijos, nos anotaban en otras familias. Nunca me explicaron por qué estaba anotado a nombre de otro. No era aceptable ni normal preguntar”.
Otra de las víctimas contó que su padre, Nicosia, al preguntarle por qué tenía el apellido de otra familia, le respondió: “Porque la sociedad no va a entender cómo tu papá tiene tantos hijos con diferentes mujeres”.
En el marco de la explotación, algunos fueron para ocultar a los hijos de Nicosia. La falsedad de los datos, Silvia sabía las falsedades, sino que tomó parte.
Abusos sexuales dentro de la secta
El fallecido Nicosia estaba acusado de haber violado a tres mujeres desde que eran menores de edad, dos de las cuales eran sus hijas. Si bien el principal imputado falleció, Capossiello es considerada por la fiscalía de haber tenido una participación “categórica” para que los abusos existieran: ya sea como entregadora de las niñas, o por no haber velado por su seguridad a sabiendas de lo que sucedida. Ya que, aseguraron que la mujer no podía desconocer que las niñas eran violadas.
Estos abusos sexuales se tratan de un delito continuo, son víctimas que han sido violadas de manera constante y permanente, en algunos casos durante más de 20 años.
El fiscal Fioriti explicó que se tratan de casos de personas nacidas en la secta y criadas en un ambiente totalmente disociada de la sociedad, que hacían que las víctimas no llegaran a entender que lo que les pasaba y sufrían era un delito, o estaba mal. “Esta burbuja existencial atroz les impedía separar de lo criminal y real que vivían”, expresó.
“Me hubiera gustado que alguien hiciera algo por nosotras”, dijo una de las víctimas en el juicio, que tuvo una hija con Nicosia producto de esos abusos sexuales.
“El conocimiento de Capossiello es innegable. Su participación no solo era tener conocimiento y no hacer nada, participaba en la manipulación de las víctimas para asegurar la impunidad absoluta”, concluyó Fioriti.
Un arsenal en el Hotel City
El 3 de julio de 2018 la Policía Federal allanó el Hotel City en Mar del Plata en el marco de la causa que, en ese entonces, era de trata de personas y reducción a la servidumbre.
Al llegar al lugar, encontraron una gran resistencia de los “fieles” de Nicosia: el encargado del hotel, Coronado Acurero y quien manejaba la puerta de ingreso, Fanesi. Además, una vez que ingresó la policía, mintieron con respecto a si Nicosia estaba en el lugar y Capossiello, a los gritos, ordenaba a los fieles que no hablaran con la policía.
Durante el allanamiento, en el cuarto piso del hotel donde tenía Nicosia su habitación, se hallaron numerosas armas de fuego que habían sido legalmente adquiridas por uno de los seguidores de la secta, pero que estaban bajo el absoluto dominio, cuidado y uso de Nicosia, Cappossiello, Coronado Acurero, Fanesi.
Pedido histórico de penas
Los horrores, abusos y tormentos ocurridos en torno a la secta de Eduardo Nicosia ventilados en el juicio se posicionan como algunos de los hechos más atroces ocurridos por un culto. Incluso, para los investigadores, el horror supera a lo ocurrido en el culto de Isaías Hurtado, el pastor evangelista condenado a 24 años y 6 meses de prisión en 2019.
Si bien hay una “recomendación” en base a un fallo de la Suprema Corte de Justicia de que los fiscales federales no soliciten una pena numérica mayor a los 25 años, en esta oportunidad el Ministerio Público Fiscal desoyó esa consideración.
A Capossiello pidieron 40 años de prisión, por considerar que es culpable de ser coautora del delito de trata con fines de explotación sexual y laboral agravado y del delito de hacer incierto y alterar la identidad de siete personas menores de diez años, el que concurre idealmente con el delito de falsedad ideológica de instrumento público. Pero también deberá responder como partícipe necesaria del delito de abuso sexual agravado en reiteradas ocasiones de tres víctimas; y como autora del delito de acopio de armas de fuego y resistencia a la autoridad.
Para Coronado Acurero y Fanesi, la fiscalía solicitó 27 y 17 años de prisión, por considerarlos culpables de ser partícipes primarios del delito de trata de personas agravado y el último deberá responder también como autor del delito de abuso sexual agravado. En tanto, Fanesi está acusado por resistencia a la autoridad, y junto a Coronado Acurero, están acusados como partícipes primarios de la alteración de identidades y acopio de armas y municiones, que fueron encontradas al momento de los allanamientos en la habitación principal del cuarto piso del Hotel City.
“Se trató de un sistema montado por los imputados para captar personas, reducirlas a la servidumbre y explotar laboral y sexualmente”, concluyeron los representantes del Ministerio Público Fiscal.
El juicio continuará el lunes que viene, con los alegatos de la querella y por último será el turno de la defensa.